Que el Laboratorio Particiones del Museu Picasso contara con la sede de El Dorado para una de sus actividades, ya puede considerarse un gran éxito. Que la tarde empezara con Ortiz Nuevo, declamando magníficamente, como sólo él sabe hacerlo, a lo flamenco, fue para calentar motores. Y que Pedro G. Romero, el comisario e ideólogo del proyecto confesara que la programación flamenca de El Dorado era la que le parecía más variada y de mayor interés de las que conocía, fue el súmmum.
El público congregado en el Sandaru, la sede de El Dorado, no tenía muy claro el tipo de espectáculo que iba a ofrecer Francisco Contreras, el Niño de Elche, bajo el enigmático título “El loop del lumpen proletariado”. El resultado de su “acción artística” fue una acción, principalmente musical, en la que recitó, cantó, se acompañó con las guitarras y usó el loop a la manera de un modernísimo hombre orquesta.

Su propuesta artística fue cautivadora y llena de matices. Después de la primera sorpresa con el loop haciendo de fantástico acompañante ruidista, lo encontré especialmente inspirado en las polifonías vocales (recordando al Misteri d’Elx, ¿quizás?) y en el tema en el que, milagrosamente, iba cuadrando letras y estilos flamencos al vuelo. El hilo conductor fueron los textos, acertadísimos, del propio Pedro G. Romero y del sanluqueño, David Pielfort, un descubrimiento.
El bis “Mercados”, con la letra de Bernardo Santos, acabó de rendir al público. Olé.
Son palabrillas de amores
Las órdenes del coronel
Son palabrillas de amores
Y suenan en el cuartel
Pidiendo nuestros favores
Entonces se le obedecía
Se le obedecía
Tema «Los Esclavos»