Así la llamaba el guitarrista Moraíto y así me la imagino escuchando la radio en sus primeros años, concentrada para interiorizar los ritmos del flamenco y sacar todo el genio que llevaba dentro. Antonia Santiago Amador (Barcelona, 1946), conocida para el mundo del arte como La Chana, fue una de las grandes bailaoras de flamenco durante los años 60 y 70 del siglo pasado. Se crió en L’Hospitalet de Llobregat y de muy jovencita ya empezó a bailar por los tablaos de la costa barcelonesa, como en el Carabela de Castelldefels, junto a su tío Blas, El Chano.
O en el «Hotel Gran Cortijo», también en Castelldefels.
El 20 de noviembre de 1966, el periódico La Vanguardia anunciaba su actuación en la sala Los Tarantos de la Plaza Real con una cita del diario Pueblo de Madrid, del 18 octubre:
«La Chana es, sobre todo, un prodigio de fuerza que transforma la furia del zapateado en rumor de hoja.»
Y continuaba:
«Los Tarantos, después de ofrecer las actuaciones de las más grandes bailaoras de flamenco: María Márquez, Curra Jiménez, La Singla, Maruja Garrido, presenta, tras el gran éxito conseguido en Madrid a la sensacional LA CHANA.»
En la cúspide de su fama, la contrataron en 1967 para la película The Bobo, con Peter Sellers y Britt Eklund. Su baile por alegrías es estremecedor e inolvidable.
De esta época es la siguiente postal, con la Chana en su apogeo.
En los años 70 se hizo muy popular en España a raíz de su paso por el programa de José María Íñigo en TVE, Esta noche… fiesta y continuó su carrera profesional en escenarios fuera de nuestras fronteras, como en Chile, Estados Unidos o Australia. Todavía se emociona cuando recuerda que pudo haber actuado con Paco de Lucía y Camarón en el Madison Square Garden de Nueva York. Pero su marido no la dejó viajar.
La Chana, en Sitges, en 1969:
Me ha contado Beatriz del Pozo, profesora de danza y gran amiga y valedora de su maestra, La Chana, que el próximo año se estrenará el documental Dancing with closed eyes dirigido por Lucija Stojevic en el que aparecerán los testimonios de Rancapino, José Mercé o Eva la Yerbabuena. Escuchar a La Chana describiendo su manera de bailar como «sentimiento amarrao al compás» no tiene precio…
Además, La Chana es una excelente cocinera. Sus paellas son para chuparse los dedos. Gracias Chana, gracias Beatriz.
😉