¡Quién le iba a decir a Carmen Amaya que el nieto de la señora Rita le haría unos dibujos!

El nieto de la señora Rita se llama Quim Abella, es diseñador gráfico (el Museo Británico le ha comprado una obra) y me ha contado una entrañable historia de su abuela con Carmen Amaya. Su abuela, Rita Viñals, vivía al final del barrio del Pueblo Nuevo, cerca ya del Somorrostro y Carmen Amaya, de jovencita, le pedía ir a su casa a ensayar, porque tenía un armario con espejo grande, de cuerpo entero, y así se podía ver en él mientras practicaba sus bailes. Estuvo ensayando una buena temporada y, en ocasión de una actuación importante (quién sabe si en el Teatro Circo Barcelonés, o en Villa Rosa, o en la Bodega Andaluza de aquellos tiempos), la señora Rita le regaló unos zapatos para bailar. Gestos como el de la señora Rita Viñals seguro que ayudaron a aquella pequeña gitanita, a aquel garabato de fuego, a salir del pozo miserable de las barracas del Somorrostro y acabar triunfando en todos los teatros del mundo. ¡Un olé por la señora Rita! Gracias a Quim por la información y el material gráfico.
Sabía algo del tema pero yo no vivía tan cerca de mi abuela para saber tanto.lo que si recuerdo cuando vino a la Barceloneta a inaugurar su fuente.yo iba con mi padre y el se dio a conocer ya que hacia muchos años que no venia.y se fundieron en un gran abrazo de eso si que me acuerdo aunque yo era muy pequeña y también me beso.
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Muchas gracias por comentar, Ana.
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