Villa Rosa se inauguró en 1916

Al tablao barcelonés Villa Rosa le dediqué un capítulo en el libro sobre el flamenco en Barcelona durante la temporada de la Exposición Internacional, entre 1929 y 1930 (páginas 51-64). El emblemático Villa Rosa fue el local flamenco de más fama desde su apertura hasta la Guerra Civil. Se dice que allí donde se ubicó, en la calle Arc del Teatre, 3, había existido un modesto café de camareras conocido como Casa Macià, frecuentado por banderilleros, picadores, y cantaores y bailaores aficionados, de entre los que sobresalían artistas gitanos de los barrios de Sants y Hostafranchs.

Recientemente, he llegado a la conclusión de que Villa Rosa debió ser inaugurado en 1916, probablemente a finales de octubre o principios de noviembre. El patriarca Borrull, el que fundó Villa Rosa en Barcelona, ya había triunfado como guitarrista en Madrid acompañando a Chacón, había grabado cilindros y discos y hasta en París llamó la atención con sus espectáculos flamencos en el tablao La Feria, junto a Amalio Cuenca.

En Barcelona, hay noticias en la prensa de actuaciones de la familia Borrull (del padre e hijo, guitarristas, y de las hijas Julia, Concha e Isabel, bailaoras) desde 1915, aproximadamente.

Los primeros anuncios que he localizado de Villa Rosa son del 1 de noviembre de 1916, coincidiendo en el tiempo en la cartelera barcelonesa con, ni más ni menos, La Niña de los Peines y La Macarrona, éstas en el cabaret La Buena Sombra. Los anuncios aparecen en la prensa de manera esporádica y desigual. En La Vanguardia (diario conservador) no se anuncia y, en El Diluvio (diario radical con especial interés en la cartelera de espectáculos) tan sólo se presenta el 1 y el 9 de noviembre de 1916. A partir de finales de febrero de 1917 se anuncia con más asiduidad, por lo menos en El Diluvio.

Así se anunciaba el café cantante Villa Rosa, en la calle

Arco del Teatro, número 3. Gran cuadro flamenco nunca visto en Barcelona. Éxito colosal de la reina del baile gitano Julia Borrull. Acompañada a la guitarra por Miguel Borrull (padre e hijo). Éxito de las demás artistas del cuadro.

A los pocos días, ya se anunciaba junto a su hermana Concha:

Y en junio ya se atrevían a proclamar que “todas las personas más distinguidas acuden a este local”.

Coincidiendo el esplendor del tablao con el periodo de entreguerras, fue especialmente brillante en sus inicios, a partir de que se firmara el armisticio de 1918 y se pusiera fin a la Primera Guerra Mundial. Como le confesó Julia Borrull al periodista J.M. Planes, llegado 1929:

– Quina ha estat l’època més brillant de Villa Rosa? – preguntem a Julia Borrull.
– Par el Artismis… ¡Vamo! ¡Que no sé cómo se llama!
– Per l’armistici, vol dir.
– Ezo é. Por el armizticio y los do años siguiente. Por Villa Rosa ha pasao lo mejó de Barcelona y el estranjero. Tenemos un nombre internacional, ¡vamo!

Es curioso que el periodista transcribiera al estilo “andaluz” la manera de hablar de Julia Borrull, que había nacido en Valencia, de padre de Castellón y madre andaluza y afincados tanto en Madrid, como París y, finalmente, en Barcelona.

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