Que un amigo vaya dos días seguidos a ver a Rocío Molina en el Mercat de les Flors de Barcelona, dice mucho de la afición a la danza de mi amigo y del tirón que tiene la bailaora en Barcelona, que ha llenado los 4 días que tenía programados. Jueves y viernes con el espectáculo Felahikum junto a la germano-coreana Honji Wang y sábado y domingo con Bosque Ardora, junto a una legión de artistas (dos bailarines, dos trombones, guitarra, cante, bajo eléctrico, percusiones y compás). Yo me apunté a última hora, casi a desgana, por casualidad, y con alguna noticia remota que me había llegado de la Bienal de Sevilla, no especialmente motivadora. Y claro, no hay nada como ir despistada y recibir tanto. Tremendo espectáculo. Tremenda sesión de danza, de música, de arte. A los que criticaban a Rocío Molina por este espectáculo poco flamenco no debieron llegar a la soleá entre ella y el guitarrista Eduardo Trassierra. A mí me recordó mucho a la combinación Carmen Amaya y Sabicas en los jaleos canasteros, aunque quizás es solo mi deformación flamenco-amayesca… Había nervio, intensidad, compenetración y mucho talento. Y lo he querido compartir. Para no olvidar. Bailar la música. ¡Y qué música! Además, ¡que vivan los trombones!
Es que tengo que agradecer a estos artistas que se acuerden de los grandes de la historia. Y, en este caso, de mi querida y estudiada Carmen Amaya. Rocío Molina ya le hizo un bonito homenaje al aire libre, una soleada mañana de mayo de 2013, en la fuente que le dedicó el Ayuntamiento de Barcelona en la Barceloneta. Con sardinillas incluidas.
Y en octubre volvieron al TNC dentro de la programación de los homenajes a Carmen Amaya en 2013:
¡Gracias y hasta la próxima!
Si alguien no recuerda los jaleos canasteros de Carmen Amaya con Sabicas (grabados en 1957, para el álbum Flamenco!, en DECCA) aquí cómo suenan:
Historias de flamenco 