A finales del siglo XIX, el quesadeño Víctor Revueltas Rodríguez y la cazorleña Gerundina Valero Tíscar se casaron y se establecieron en Quesada, donde criaron con las dificultades propias de la época una familia muy numerosa, tres de cuyos hijos, José, Juan Ramón y Carmelo, desarrollaron talento y notables aptitudes musicales en el primer tercio del siglo XX.
Carmelo, conocido artísticamente como Niño de Quesada, y José alcanzaron notoriedad como profesionales del flamenco, al cante el primero y a la guitarra el segundo, actuando en los más reputados escenarios. Aunque sea con retraso, los hermanos Revueltas Valero, los tres nacidos en Quesada, merecen el homenaje de sus paisanos.
Habiendo realizado un pequeño vaciado de la prensa histórica de Madrid y Barcelona durante la época dorada del flamenco, es decir, el primer tercio del siglo XX, se puede asegurar que los nombres de dos de los hermanos Revueltas, el guitarrista José y el cantaor Carmelo, Niño de Quesada, aparecen con cierta frecuencia en los espectáculos flamencos.
La moderna bibliografía del flamenco considera los primeros treinta años del siglo XX como su momento de máximo esplendor porque los artistas que en este periodo sobresalieron: Antonio Chacón, la Niña de los Peines, Pepe Marchena, Juanito Valderrama, Antonia Mercé La Argentina o Ramón Montoya ahora son considerados los grandes clásicos del género. También se considera una época dorada para el flamenco porque su popularidad en la sociedad permitió la eclosión de numerosísimos artistas y locales de amplio aforo que albergaban una gran cantidad y variedad de espectáculos.
José Revueltas llegó a ser un buen tocaor de flamenco y se codeó con los consagrados de su época. Las primeras noticias que he encontrado de él por los escenarios de Barcelona son del año 1926 en las que participó, por ejemplo, en el “Gran certamen de cante, toque y baile flamenco. Grandiosa fiesta en Sevilla” el 14 de septiembre en el Teatro Circo Barcelonés, conocido para los barceloneses como la “catedral del cante jondo”. En este espectáculo compartió las tablas con los artistas más renombrados en Barcelona en esos años, Miguel Borrull, Juanito Relámpago y Pepito Hurtado al toque, las hermanas Borrull, Julia y Concha, La Joselito y La Camisona, entre otras, al baile, y un jovencito Juan Varea, Manuel Constantina y el Niño de Linares, al cante.
El 18 de noviembre del mismo año vuelve a aparecer anunciado en otro espectáculo de cante jondo en el Teatro Circo Barcelonés junto a uno de los divos del cante del momento, Angelillo. De interés fue el espectáculo en el que participó el 23 de diciembre de 1926 en el Circo Barcelonés en el que actuó junto con José Cepero, cantaor conocido como “el poeta del cante jondo”, y un jovencito Niño Caracol (más tarde conocido como el gran Manolo Caracol). Su popularidad llegó a sus más altas cotas en 1927, puesto que el 3 de noviembre la emisora Radio Barcelona retransmitió unas soleares, fandanguillos y tarantas de José Revueltas acompañando al cantaor sevillano Niño de la Rosa. Es curioso notar que en esta ocasión fue anunciado como “José Revueltas de Quesada”.
En agosto de 1929, José Revueltas formaba parte del elenco de la obra titulada Málaga tiene la fama… que se representaba con gran éxito en el teatro La Latina de Madrid, junto a la cantaora Niña de Vélez-Málaga y el cantaor Ceperito. En 1934 volvió a formar parte del elenco del cantaor Cepero y apareció anunciado en Barcelona, el 9 de julio, en una importante sesión de “ópera flamenca” en la plaza de toros de Las Arenas. Actuaron junto a Cepero y Revueltas, Bernardo el de los Lobitos, Pena hijo, Juan Varea, Mazaco, Niña Patrocinio, Rojo de Salamanca, Niño del Museo, Niño de Alcalá y los guitarristas Martell y Bonet.
El curioso apelativo de “ópera flamenca” fue el nombre con el que se bautizaron los espectáculos de cante y baile flamenco a partir de 1927 debido a una modificación de los impuestos para los espectáculos escénicos. La ópera tributaba menos que las variedades (donde se solía englobar habitualmente al flamenco), así que los empresarios de los espectáculos flamencos no tuvieron ningún reparo en adoptar ese nombre con tal de pagar menos. Otra curiosidad es que el 14 de septiembre de 1935 volvió a sonar su guitarra en las ondas de Radio Albacete acompañando una taranta del cantaor Niño de Orellana.
En cuanto a Carmelo Revueltas, se dedicó profesionalmente al cante flamenco adoptando el nombre artístico de Niño de Quesada. Algo más joven que su hermano José, su presencia en la prensa se produce casi a la par. El primer espectáculo que he encontrado del Niño de Quesada se celebró el 7 de agosto de 1927 en la sala Stadium América de Córdoba, en la que, como era muy habitual en la época y más en verano, después de la proyección de la película El señor y el dueño, actuaban los flamencos. En este caso, el Niño de Quesada estuvo acompañado por el famosísimo Niño de Marchena, Manuel Escacena, El Pescaero, la Niña de Castro, el Niño de Alcolea y el Gran Marín.
Afincado ya en Madrid (hay noticias de que vivía en la calle Delicias, 38), seguramente siguiendo los pasos de su hermano, Niño de Quesada formó parte de la obra La Petenera que se representó en el teatro de La Latina junto a Vicenta la Gitana, la Niña de Madrid, la Alfonsina, Niño de Villarrubia y el guitarrista Manolo de Badajoz. Esta obra tuvo cierto éxito y aguantó por varias semanas durante el mes de noviembre de 1928. Al año siguiente, cabe destacar su debut, el 22 de noviembre, en el teatro Pavón con la comedia de más éxito en toda España, La copla andaluza, con libreto de Antonio Quintero y Pascual Guillén.
Esta obra fue el primer ejemplo triunfante de espectáculos teatrales en los que el reclamo principal era la incorporación al elenco de los ases del cante jondo del momento. No importaba mucho el libreto, apenas tampoco la música, bastaba que un par de divos flamencos se turnaran en asombrar al público con sus dotes vocales, para que la obra fuera un éxito asegurado. Mientras actuó el Niño de Quesada el duelo de divos jondos lo formaban Angelillo y Perosanz. El año 1930 fue probablemente el de sus mayores éxitos profesionales puesto que acompañó a las grandes figuras del momento, tanto en Madrid como en Barcelona. El 12 de julio de 1930 actuó en la plaza de toros de Tetuán, de Madrid, junto al Niño de Marchena, José Palanca, Niño de la Flor, Niña de Chiclana, Pepita Lláser (que fuera cuñada de Carmen Amaya) y los tocaores Rafael Nogales, Luis el Pavo y otros. En octubre actuó en el Central Cinema de Murcia junto al Canario del Alba, el Niño de la Puerta del Ángel, Niño de Caravaca, Soledad Pacheco y el guitarrista Luis Yance.
El 2 de noviembre de 1930, el Niño de Quesada fue anunciado en el Teatro Circo Barcelonés en el, a mi entender, su espectáculo cumbre. Formaba parte de la troupe de la indiscutible estrella Niña de los Peines y Pepe Pinto (su marido) y actuó junto a El Carbonerillo, Niño de Archidona, Piquito de Oro, Cepero de Triana, Niño de Victoria y los grandes guitarristas Niño Ricardo y Baldomero Ojeda. También bailaron El Diestro y Paco Senra. Con esta troupe llegaron a actuar hasta en el Teatro Reina Victoria de Melilla.

Otro espectáculo digno de mención en el que colaboró fue en la tradicional verbena del Montepío del Sindicato de Actores Españoles el 7 de agosto de 1931. Junto a otros flamencos del momento, compartió escenario en la zona de recreo del Retiro con los ilustres poetas Manuel Machado, Francisco Ramos de Castro y Luis de Tapia.
En julio de 1932 los hermanos Revueltas actuaron juntos en el mismo espectáculo, como demuestra la foto, a la izquierda Carmelo, a la derecha José, con la guitarra. Se trataba de una fiesta en honor de los congresistas de la Federación de la Industria de Espectáculos Públicos y, posteriormente, en la comedia aflamencada El gitano de la cava. Los cantes de Carmelo también fueron retransmitidos por radio, en concreto en Radio Madrid el 16 de junio de 1934, acompañado por el guitarrista Patena hijo.

Tanto José como Carmelo siguieron actuando en pequeños locales y tablaos de Madrid después de la guerra civil.
Por último, tampoco quiero olvidarme del hermano que siguió en Quesada, Juan Ramón. Además de trabajar junto a su mujer, Candelaria Cruz, en la buñolería del pueblo, tocaba la guitarra, improvisaba algunos temas y me han contado que le enseñó los rudimentos del laúd a mi abuela María Rosa Vives, también en Quesada. Fueron padres de una familia numerosa entre cuyos hijos destacó el profesor Eloy Revueltas, autor de unas emotivas memorias (En la cuna del hambre. Recuerdos de un quesadeño), publicadas con el patrocinio del Ayuntamiento de Quesada, en 2009.

En agosto de 2008, tres miembros de la Rondalla Virgen de Tíscar de Quesada (con Joaquín, “Quinito”, Rodríguez, a la cabeza), grabaron una mazurca, un pasodoble y un vals, acordándose de la música de Juan Ramón.
El 24 de agosto de 2016, el XXXIII festival flamenco de Quesada tuvo un emotivo recuerdo para los hermanos flamencos Revueltas Valero.

Aquí un tema de la velada, el cordobés Rafael Ordóñez cantando por bulerías el “Andaluces de Jaén”, acompañado por la guitarra de Calderito.
El texto de esta entrada se publicó en el libro de las Ferias y Fiestas de Quesada 2016.